7. La Terrasse des audiences au clair de lune

LA TERRAZA DE LAS AUDIENCIAS DE CLARO DE LUNA 

Esta página sublime, la más bella de entre los 24 preludios y también la última compuesta (diciembre de 1912), nos propone la visión de una India de ensueño y ha influido profundamente en Olivier Messiaen. Debussy encontró el título en el libro La India sin los ingleses, de Pierre Loti, aunque otros dicen que fue en una de las Cartas de la India dirigidas por René Puaux al periódico Le Temps. Subrayemos bien que se trata de la audiencia del claro de luna y no al claro de luna como se escribe a veces. No es pues una cualquier terraza de audiencias durante un claro de luna, sino por lo menos una terraza donde las audiencias sólo se dan durante la noche. A menos que la luna no de audiencias en alla a sus adoradores… Al contrario de la pentatónica Pagodas, aquí no encontramos rastros de un exotismo literal, pese a que la pieza sea muy oriental, con su lechosa claridad de fa sostenido mayor (Lento, 6/8) y la sorda tensión del bajo que mantiene el tritono do sostenido- sol. Es como una contrapartida más madura y más rica de Los sonidos y los perfumes del Primer Libro. El comienzo evoca, con una dulce ironía, las primeras notas de la canción Au clair de la lune (Al claro de luna) poetizadas por la delicada armonización en séptimas, y después por medio de un lenguaje y de una libertad insuperables. Debussy nos da el más mágico de sus nocturnos, con una maravillosa escritura pianística. Durante un instante, vemos superponerse el tema a su inversión, un caso único en la escritura del compositor: “He aquí que la luna se refleja doble en el estanque de los lotos”, nos dice el poeta chino… Seguidamente la continuación se aclara con una luz resplandeciente (dominante de do mayor, antípoda de fa sostenido), mientras que la repetición, invertida y adornada con mil sutiles variantes, nos lleva hasta el acorde final sin tercera, muy frío y muy “lunar”. ¡Es una de las cimas de toda la música!